En la historia de la minería, la incorporación de la mujer ha sido un proceso lento con múltiples desafíos. Estamos hablando de una industria que por siglos estuvo integrada solo por hombres e incluso existía una restricción en el Código del Trabajo que hasta 1996 impedía la incorporación de las mujeres.
Estas barreras han sido derribadas gracias a mujeres que se atrevieron a desafiar los estereotipos y trabajaron con pasión haciendo una carrera en minería y abriendo el camino a las próximas generaciones para que se atrevan a entrar a una industria donde solo representan el 8%, donde es necesario incentivar, por un lado, a las empresas para una mayor incorporación femenina y por otro a las mujeres a participar.
En FinningCat donde se trabaja codo a codo con la industria minera, siendo proveedores de maquinaria y servicios asociados, hay una dotación total un 12% de mujeres, llegando a un 30% en áreas como finanzas, recursos humanos y administración.
En el caso de la minería, hace un año se nombró a la primera Jefa de Contrato para Minería Subterránea en la historia de FinningCat, Sandra Ibarra, lo cual es considerado hito, ya que son pocas las mujeres que ejercen cargos de liderazgo en terreno.
Sandra lleva dos años en Finning, y cuenta con más de 10 años de experiencia en el rubro, siempre ligada a Minería Subterránea, trabajo en empresas como Sandvik y SalfaCorp – Geovita.
Hace un año que lidera un importante proyecto para automatizar la operación subterránea en la mina Esmeralda de la división El Teniente, conocida por ser la mina subterránea más grande del mundo. Una experiencia que define como enriquecedora y desafiante.
Y a pesar de la complejidad que puede significar para una mujer entrar a la mina señala que “en todas las faenas que me ha tocado a trabajar la mayoría de los compañeros agradecen la presencia femenina, ya que se fomenta el respeto incluso entre ellos. A mi juicio es importante que tanto hombres como mujeres tengan la opción de desarrollarse en cualquier rubro que les interese, y que no sean encasillados en roles de varones o de mujeres”.
En cuanto a los mayores desafíos que enfrentan las organizaciones en esta materia, Ibarra señala la importancia de superar los prejuicios, porque si bien hoy todas las empresas tienen políticas de inclusión y diversidad, esto no asegura que los ejecutivos te evalúen de la misma forma a la hora de postular a diversos cargos que históricamente han sido ocupados por hombres. “Esto está directamente relacionado con un tema de conciliación familiar que aún no permite que sea un mismo riesgo contratar mujeres que hombres, dado que aún no existe una igualdad de roles en la familia”, agrega.
“Creo que tanto hombres como mujeres tenemos distintas aptitudes y talentos que aportar en cualquier industria, y que además se complementan de muy buena manera”, concluye.